Fallece Dikembe Mutombo, el primer Embajador Global de la NBA.
Dikembe Mutombo, legendario pívot del Salón de la Fama, falleció a los 58 años debido a un cáncer cerebral. Reconocido por su distintivo gesto de señalar con el dedo tras un bloqueo, Mutombo jugó 18 temporadas en la NBA, destacando como uno de los mejores defensores y bloqueadores de la historia, con cuatro premios al Mejor Jugador Defensivo. Tras retirarse, dedicó su vida a causas humanitarias, especialmente en África, donde fundó un hospital en el Congo a través de su fundación. También fue el primer Embajador Global de la NBA, promoviendo el baloncesto y el desarrollo en comunidades vulnerables.
ADAM SILVER Comisionado de la NBA subió en redes:
“Dikembe Mutombo fue simplemente más grande que la vida. En la cancha, fue uno de los mejores bloqueadores de tiros y jugadores defensivos en la historia de la NBA. Fuera de la cancha, entregó su corazón y alma para ayudar a los demás.
No había nadie más calificado que Dikembe para ser el primer Embajador Global de la NBA. Era un humanitario en su esencia. Amaba lo que el baloncesto podía hacer para tener un impacto positivo en las comunidades, especialmente en su natal República Democrática del Congo y en todo el continente africano. Tuve el privilegio de viajar por el mundo con Dikembe y ver de primera mano cómo su generosidad y compasión elevaban a las personas. Siempre estaba accesible en los eventos de la NBA a lo largo de los años, con su sonrisa contagiosa, su profunda voz resonante y su característico gesto de mover el dedo que lo hizo querido por los aficionados al baloncesto de cada generación.
El espíritu indomable de Dikembe continúa en aquellos a quienes ayudó e inspiró a lo largo de su extraordinaria vida. Soy una de las muchas personas cuyas vidas fueron tocadas por el gran corazón de Dikembe, y lo extrañaré profundamente. En nombre de toda la familia de la NBA, envío mis más profundas condolencias a la esposa de Dikembe, Rose, y a sus hijos; a sus muchos amigos; y a la comunidad global del baloncesto, que él verdaderamente amaba y que lo amaba de vuelta.”*