Thomas Müller se despide del Bayern como leyenda viva: un adiós cargado de títulos, autenticidad y pasión

El FC Bayern Múnich despidió oficialmente a Thomas Müller y Eric Dier antes de su último partido en casa de la Bundesliga 2024/25. Mientras que Dier, que llegó en 2024 desde el Tottenham, se va tras una corta pero eficiente etapa, la salida de Thomas Müller marca el final de una era. Con 750 partidos, 248 goles y 274 asistencias, Müller deja un legado imponente en el club bávaro, en el que debutó en 2009 y con el que lo ganó absolutamente todo, incluyendo 13 Bundesligas y 2 Champions League.
Más allá de sus cifras, Müller fue una figura única en el fútbol mundial. Su estilo poco ortodoxo, alejado del prototipo de estrella, lo convirtió en un futbolista irrepetible. Nunca fue el más técnico ni el más veloz, pero sí uno de los más efectivos e inteligentes dentro del campo. Su capacidad de anticipar jugadas, ocupar espacios y su inigualable olfato goleador lo llevaron a ser pieza clave en el Bayern y la selección alemana, con la que ganó el Mundial en 2014.
Müller es recordado no solo por su rendimiento, sino por su autenticidad y carisma. Encarnó como nadie el “Mia san mia”, lema del Bayern, combinando humor, humildad y entrega total. Su forma de celebrar los goles abrazando a sus compañeros en lugar de buscar protagonismo es símbolo de su manera de entender el fútbol: como un juego colectivo en el que el éxito se construye con trabajo en equipo y dedicación silenciosa.
El adiós de Thomas Müller no es solo la despedida de un futbolista exitoso, sino de un modelo de profesional que desafió los estándares modernos. Desde su natal Pähl hasta convertirse en ícono mundial, su carrera es una inspiración: demuestra que los sueños más grandes también nacen en pueblos pequeños y que el corazón, la inteligencia y la constancia pueden superar cualquier limitación técnica. En un mundo lleno de estrellas mediáticas, Müller fue y será siempre “uno de los nuestros”.